El humano tiende a aferrarse a lo conocido por mas negativo que sea, nos acostumbramos a vivir en una especie de inactividad, a veces es mas fácil aguantar, muchas veces decimos que es mejor malo conocido que lo bueno por conocer, el miedo es el que no permite que avancemos y no deja que salgamos de nuestra zona de confort.
La vida son momentos, experiencias, etapas vividas que, tranquilas o no, generan emociones y sentimientos como por ejemplo el apego. Por eso se hace necesario y muy importante cerrar ciclos de vida, ponerle fin a una etapa para no seguir en un pasado que solo generará tristeza, bloqueos, recuerdos generalmente dolorosos, a los que seguimos anclados mentalmente.
Tendemos a crear una resistencia a cerrar ciclos, una parte de nosotros quisiera seguir viviendo la misma situación para no experimentar ningún cambio frente a lo nuevo, y hacemos caso omiso a la otra parte que si desea el cambio. Cerramos un ciclo cuando entendemos que un proceso terminó, que no podemos esperar ningún cambio favorable de este.
Cuando tomamos la decisión de hacer un cierre, siempre es aconsejable hacerlo de manera consciente.
Cuando no cerramos ciclos, nos mantenemos anclados en el miedo, nos estamos negando la oportunidad de vivir nuevas experiencias, aprendizajes importantes e indispensables para nuestra evolución. No se trata de olvidar todo lo vivido, se trata de evolucionar, transmutar, aceptar, perdonar y seguir adelante, con la “maleta ligera”, comprendiendo que es un aprendizaje de vida que nos permitió, crecer, avanzar, entendiendo que no fue un fracaso, sino que llego para hacernos mas fuertes y mas conscientes. Muchas veces llega para enseñarnos a ser merecedores.
La gran mayoría de personas dice que debemos cerrar ciclos, pero en realidad nadie nos enseña como hacer el proceso. Si crees que deberías darte la oportunidad y deseas cerrar un ciclo en tu vida, te indicaré la forma como Los Ángeles me han guiado a hacerlo y enseñarlo:
- Los ciclos no se cierran ignorando la situación o el malestar que generan los recuerdos, ni mucho menos dando la espalda a lo que sucede para evitar el dolor. La mejor manera es enfrentar y repasar cada momento de cada vivencia que hicieron parte de ese proceso, recordar como empezó, traer al ahora los momentos mas relevantes, las sensaciones, todo aquello que experimentamos, tener la fuerza para hacer una evaluación, que se aprendió, que aporto al crecimiento, cuales fueron mis limitaciones, como afectó mi autoestima, etc. Al hacer ese balance será mas fácil poder decir adiós.
- Vas a escoger un día para realizar el cierre, invocarás al Arcángel Azrael, este hermoso ser de Luz Divina nos asiste en este proceso, nos llena de fuerza divina para perdonar y liberar ese pasado que deseamos superar. Azrael nos ayuda a entender los “porque” y los “para que”, nos reconecta con la fuente divina y el amor universal, le dices que te ayude a cerrar el ciclo con gratitud y que te abra a vivir nuevas oportunidades en tu vida. Habla con el como si fuera un buen amigo, al finalizar la petición le das las gracias y le permites actuar en ti.
- Encenderás una vela de color amarillo o blanco, pondrás música suave si así lo deseas, encenderás una varita de incienso del aroma que desees, realiza unas inhalaciones y exhalaciones hasta llegar a un estado de calma, casi meditativo.
- En una hoja escribirás todo lo que recuerdas de esa situación o persona, recordar podrá doler, pero solo será por un momento, porque después poco a poco iras soltando y empezará a desaparecer todo recuerdo, dicen que recordar es la mejor forma de olvidar.
Cuando termines de escribir todos los recuerdos, escribirás lo siguiente: Perdóname, te perdono y me perdono, te dejo partir en luz y amor, cierro este ciclo de mi vida entendiendo que fue un aprendizaje de mi alma, necesario para evolucionar.
Lees nuevamente el escrito, lo doblas y lo quemas con la vela que esta encendida, las cenizas producto de esa quema, las tiras en el inodoro.
Luego del ejercicio anterior, entendiendo que al quemar estas transmutando, aceptar que esa situación ya desapareció de tu vida es muy sencillo, es simplemente dejar de pensar (como digo en mis sesiones, el que piensa pierde), recuerda que donde pones la atención pones la energía, es quitarle poder a esos pensamientos recurrentes de lo que pudo haber sido y ya no es. Aceptar es rendirse, es entregar todo a Dios y al universo divino todo lo vivido para que tu puedas seguir adelante con tu vida.
Te invito a que conozcas la terapia del perdón, agenda una cita al WhatsApp (+57) 310 722 38 84